martes, 2 de octubre de 2007

Novela VII

... y otro poco más...
Veintiséis.
Los días y las semanas pasan y los encuentros se suceden uno tras otro. Ya casi es sábado y ni siquiera noté cómo pasó el último domingo. Mérito tuyo. Tuyo y de ese cuerpo que luces orgullosa, y que reclama a gritos por mis manos cada vez que lo traes cerca mío.

Veintisiete.
La noche avanza, pero mis sueños se quedaron atrapados y enmarañados en tu recuerdo: tu cuerpo es lo único que veo cada vez que cierro los ojos.

Veintiocho.
Sentado en las vísperas de algo que no sé bien qué es, pienso y las ideas se me empañan. Intento asumir una postura en algo en lo que ni siquiera tengo claro si me corresponde hacerlo. Hace algunas horas me tiré en la cama para dormir y tranquilizar tu imagen que va y viene todo el tiempo, pero el teléfono sonó con una invitación a comer y ya no pude seguir evadiéndome de mí. La comida quedó pendiente y también el intento de dormir, y ahora, mientras destapo la tercera cerveza, prendo el computador y me siento a vaciarme en esta especie de bitácora en la que busco refugio de tanto en tanto…
Escribo lo que pienso, aunque sin pensar muy bien lo que escribo, y lleno otro vaso, y carajo…

Veintinueve.
Eres la dueña de: un cuerpo cinco estrellas; una boca full equipo; unos ojos de mil watts; unas manos de otro mundo y la pasión de una pantera. Y yo apenas me tengo a mí mismo.

Treinta.
Treinta. Ya cumplí treinta. O al menos ya comencé a celebrarlo. Salud.

Treinta y uno.
Otra vez suena el teléfono, pero ya no desperté…