sábado, 8 de marzo de 2008

novela XVIII

Hace tiempo que no publico nada nuevo, pero aquí van cosas nuevas: algunas son antiguas y otras de hace un par de minutos....
Ochenta y dos.
Tengo nombre, y no es el que usas a veces.

Ochenta y tres.
A veces el dolor se viste con ropas de mujer, y aunque tiene más silencio que palabras, termina por decir más de lo que habla.

Ochenta y cuatro.
Hay veces, cuando la gente me trata como estúpido, en que realmente me gustaría serlo, así tal vez me evitaría el darme cuenta que estoy siendo absolutamente subestimado.

Ochenta y cinco.
Durante las últimas semanas he invertido muchas horas en encontrar alguna diferencia entre la mentira y la omisión y por más esfuerzo que hago, no lo logro. A cada momento me convenzo más de que son exactamente lo mismo y técnicamente no existe diferencia entre una y otra, más aún cuando esta última es sistemática, y practicada con extremo cuidado para que lo que se ha escondido, no se vaya a escapar por alguna parte…
…Sin embargo ni siquiera los actores poseen esa habilidad, y lo oculto siempre termina por develarse de una u otra manera.

Ochenta y seis.
Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado.

Ochenta y siete.
A propósito de avestruces. Todos tenemos algo de que escondernos. O algo por esconder. O algo que nos esconde. Todos hemos construido corazas y nos las ponemos o sacamos frente a determinadas situaciones o personas. Todos terminamos blindándonos arbitrariamente frente a ciertos semejantes a los que no consideramos tan semejantes como debieran y, por lo tanto, indignos de conocernos, así a secas, de conocernos en el real y amplio sentido de la palabrita aquella.
Todo esto puede parecer de lo más normal… y lo es. El problema aparece cuando notas que el otro se está poniendo la coraza frente a ti y a causa tuya, entonces empiezan a invadirte mil preguntas, y de ahí no sales al menos por un largo rato.

Ochenta y ocho.
A veces tengo la sensación de estar abrazando una nube, hasta que todo se desvanece y descubro que sí: era una nube.

Ochenta y nueve.
Hace un tiempo escribí una canción y los últimos dos días la primera estrofa se me viene a la cabeza cada vez que pienso en ti…

Colecciono amores desgraciados
Relaciones que nacieron muertas
Siempre encuentro besos mutilados
Fríos como besos de princesas.