viernes, 23 de noviembre de 2007

Traición.

Hay una sombra
Que me acecha
Que me ronda
Atenta y peligrosa
Con la espada desenvainada
Guerrera asertiva
Clavando aquí y allá
En el punto débil
En el punto exacto
A traición
Y por la espalda
Sin dar la cara
Ni dejar señales
Cubierta de pasa montaña
Y con las manos enguantadas
Sin nombre ni apellido
Ni domicilio conocido
Sin motivo plausible
Sin contrato ni previsión
Fantasma por amor al arte
Y sin esperar recompensa
Sicario de los pactos establecidos
De los que tiran piedras
Y esconden la mano
De los que tiran bombas
Sin declaración de guerra
Ni mediar provocación
De los que aprietan el botón
Y se van a dormir la siesta
Sin culpas ni remordimiento
De los que aprovechan la oscuridad
El sueño profundo
La aparente calma
Los brazos caídos
La mirada distraída

No es más que aire lo que se interpone entre nosotros
Algunos metros
O cuadras
Quizás kilómetros
Pero
Al fin y al cabo
Tan sólo eso
Aire
Propongo acortar la brecha
Propongo sentarnos uno frente al otro
El hombre y la sombra
Separados sólo por un par de cervezas
Y el cenicero que se irá llenando a medida que hables
Sólo quiero escuchar
Escuchar los por qué
Y después de entender
Tal vez te deje ir
O tal vez te saque de un ala por la puerta trasera del bar
Para devolverte a las sombras
De las que nunca debiste salir

5 comentarios:

KJESED dijo...

me encantó el sesenta y ocho...
me encanta el sesenta y nueve....
jaja!

sigo leyendo, pese a todo.
un beso

Anónimo dijo...

Esta vez truz estaba profundamente confundida o ¿confundido?... Erase la o ¿lo? miraba... Truz, en crisis identitaria, recuperó su cabeza perdida y la escondió bajo un ala...

daniel dijo...

qué debemos entender de esa crisis de truz?
bajo el ala o bajo la tierra, hay diferencia?
el día en que truz lo decida, frente a todo y todos, podrá alzar la cabeza y mirar en paz.......

Anónimo dijo...

Esta vez Truz se dijo a sí misma(o) si acaso Érase la miraba con intenciones amorosas, dio vuelta su ala, giró sobre su propio eje, hizo una circunferncia, flectó sus rodillas... y le dijo a Érase ¿me acompañas? y el resto es otro cuento

Anónimo dijo...

Truz sentía perderse en la piel de érase, pero esta vez quiso perderlo todo, no preguntarse nada, vivir, en la somnolencia que le producían los ojos de érase mirándola. Truz permaneció allí, perdida y encontrada... y ya sabemos, lo que sigue es otro cuento