viernes, 25 de enero de 2008

Novela XVII

Setenta y seis.
Casi ha pasado un mes desde la última vez que me senté frente a esta bitácora y aquí estoy de nuevo. Ya es 2008. A esta hora ya es el primer domingo de 2008. Son casi las seis de la mañana y me asombro de haber pasado tantas horas en la ventana, disfrutando del espectáculo que me brindan las vacas con su vuelo nocturno… es que resultó ser cierto: volaban.

Setenta y siete.
Faulkner decía que un escritor, si es malo, escribe novelas; si es bueno, cuentos; y si es muy bueno, poesía… y qué hay de los que escriben teatro, ¿son los estúpidos o los genios? ¿o sencilla y radicalmente la dramaturgia está fuera de los ámbitos de la literatura?
…De todos modos da lo mismo: llevo meses sin lograr terminar una escena.

Setenta y ocho.
A propósito de diarios. Hace unos días me compré un libro de Monterroso, que no es más que su diario entre los últimos días de 1983 y junio de 1985. En él, constantemente está defendiendo el diario como un ejercicio de auto conocimiento, como un espacio de soledad y reflexión. Y al respecto introduce una cita de Eduardo Torres: “llevar un diario es un placer espiritual que no practican ni gozan aquellos que no lo llevan.” Yo agrego: llevar un diario, es como coleccionar fotos, donde mientras escribes, y luego cada vez que lo visitas, vuelves a vivir lo que ahí está puesto – expuesto.
Existen también los diarios temáticos: diarios de trabajo, como el que llevaba Einstein o Brecht. Diarios de vida, como el de los adolescentes. Diarios para apuntar cosas inútiles y diarios para las útiles… Y existe este, que habla de ti.

Setenta y nueve.
A propósito de tu cuerpo. Ojeo y hojeo este diario mientras lo escribo y vuelvo a recordar cada uno de aquellos instantes que he ido fotografiando en palabras, y el deseo me invade una vez más, como entonces, como anoche, como siempre…
Me sumerjo en tu recuerdo mientras estoy frente al computador, trabajando, y te envío un mensaje de texto con palabras de amor y otras más pornográficas… es que pensar en ti y no sentir cómo se estremece la carne es imposible. Es que el tema no estaba puesto en la novedad, sino en la irresistible forma que tienes de traerte frente a mí.

Ochenta.
A propósito de escopetas. Me encanta que seas mía.

Ochenta y uno.
A propósito de Faulkner: era un estúpido.

1 comentario:

Mas-q-sentir dijo...

iiggg por fin algo nuevo para leer :)
jaja
te quiero!!